La historia de Oasis se cuenta a golpe de riffs distorsionados, letras que se cantan en los estadios y una rivalidad legendaria. Pero detrás de la estampa de rockstar y el desparpajo de los hermanos Gallagher, se esconde una faceta menos conocida: su profunda conexión con la literatura. Parafraseando a Noel, las canciones nacen de la vida, y la vida de los de Manchester también se alimentó de páginas de papel, de cuentos que forjaron su visión del mundo y de poetas que susurraron en el oído de sus composiciones.
No es casualidad que Liam Gallagher, el frontman de la banda, se haya declarado fan de George Orwell y su crudo retrato del totalitarismo en "1984". Esta influencia se puede rastrear en su lírica, donde la rebeldía individual se enfrenta a un sistema opresivo. Por su parte, Noel Gallagher, la mente maestra detrás de las composiciones, ha citado a escritores de la talla de Jack Kerouac y J. D. Salinger como influencias clave. La prosa cruda y melancólica de Kerouac, el espíritu errante y bohemio de la "generación beat", sin duda resuena en temas como "Slide Away" o "The Masterplan", donde la búsqueda de un destino y la nostalgia por el pasado se entrelazan.
Otro nombre que surge en las conversaciones sobre los gustos literarios de los Gallagher es el del poeta y dramaturgo William Blake. La visión romántica y a la vez oscura de Blake, su fascinación por la mística y la rebeldía espiritual, encuentran un eco en el misticismo de la lírica de Oasis, en temas como "Wonderwall", donde la búsqueda de un escape se convierte en un refugio de la realidad.
Los libros no solo fueron una fuente de inspiración, sino que también se convirtieron en una especie de "bandera" para la banda, una forma de reivindicar una identidad intelectual que desafiaba los estereotipos del rock and roll. De hecho, el arte de tapa de su disco "Be Here Now" (1997) es un claro guiño a la novela "The Big Sleep" (El gran sueño) de Raymond Chandler, un maestro del género de novela negra.
Lejos de ser un mero pasatiempo, la literatura en la vida de Oasis fue un motor creativo. Un viaje a través de la Beat Generation, la rebelión de Orwell y la poesía romántica de Blake, que terminó por fusionarse con el sonido de las guitarras eléctricas y el canto de una multitud, para dar forma a la banda que marcó a fuego una generación. Porque como decía Kerouac, la carretera es la vida, y la vida de Oasis fue, sin duda, un camino recorrido entre notas y palabras.